más allá de la reflexión sobre lo bueno y lo malo de lo digital, es que ya vivimos con esa realidad digital desde hace un tiempo y, obviamente, no toda es nefasta.
Ya las cartas como la radio o la televisión u otros medios que transformaron la comunicación en sus días fueron criticados en épocas pasadas. Internet ha modificado nuestra forma de comunicarnos, informarnos y relacionarnos, además, éste hace de adalid de la libertad y la transparencia.
Llegados a este punto deberíamos debatir reflexionar sobre los efectos y beneficios de la experiencia del deambular digital y su diferencia con el transitar físico: ¿Es posible tener algún tipo una “experiencia” o “conocimiento” a través del deambular digital? ¿Se puede transformar el paisaje a través del deambular digital, es decir, podría existir intervencionismo?
Es cierto que la experiencia cambia cuando somos conscientes de que no existe peligro físico. Además determinados sentidos como, en primer lugar, el olfato y el tacto, y menos determinantes, el gusto y la vista, se verían no solo transformados, sino sepultados por lo digital. «No es posible ninguna experiencia sin dolor, sin negatividad de lo otro, en el exceso de positividad.[…] »⁵ También el concepto de “perdido” se vería transformado en cierta medida ya que «Cercanía y lejanía también pertenecen al orden terrenal.»⁶ A la comunicación digital le es extraño el «dolor de la cercanía de lo lejano».⁷